sábado, 23 de agosto de 2014

Nuestros fieles amigos, "viviendo en la carretera"





El mejor amigo del hombre y muchas otras mascotas viven en carne propia lo que es un desahucio. Y es que nos encontramos en una época donde el sol ciega a mucha gente. Personas que deciden que su fiel compañero no es compatible con la playa, el terraceo y los viajes estivales.
Así que optan por liberarse de esa carga en algún lugar desconocido para ellos y desde el cual no sepan volver con su familia. Así, en los meses de junio, julio y agosto aumenta, como cada verano, el abandono de animales de compañía y no es extraño toparse con alguno vagando atemorizado y perdido por las calles.
Así lo indica la protectora de animales Cometa, que desde que empezó a funcionar en diciembre de 2013 en Narón, más concretamente en la parroquia de Doso, aseguran que por desgracia el teléfono de Cometa suena cada día más, pasando de dos llamadas semanales a una o dos llamadas diarias. Iria, amante de nuestros fieles amigos, trabaja en la protectora y se encarga de atender las llamadas de personas, de verdaderos seres humanos que avisan de un abandono, acude a recogerlos y, una vez en el recinto de la entidad, les proporcionan los cuidados oportunos, les asignan una nueva casa y les hacen un seguimiento continuo. Juegan con ellos y les dan el cariño que les fue negado por las despiadadas familias que los han rechazado. Se encargan también de las adopciones, así que quien quiera, puede brindarle un hogar a alguno de tantos perros que viven en Cometa.

Estadísticas mensuales
Sin embargo, según las estadísticas que manejan en el Refuxio de Animais de Mougá, entidad perteneciente a la Mancomunidade de Municipios da Ría de Ferrol, la situación es distinta, siendo el número de abandonos menor respecto al año anterior, en el que la media era de 63 anuales frente a 48 en lo que va de 2014.
Desde Cometa señalan que creen que esto se debe a que a muchas personas les produce respeto el nombre de «perrera municipal», por lo que se sienten más tranquilos al llamar a una protectora que, saben, se encarga de la atemorizada mascota y de prestarle asistencia. Esos innumerables animales que, un buen día, se encuentran viviendo en la calle y se preguntan repetidas veces pero sin obtener respuesta: ¿Qué hice mal para que ya no me quieran?
Recuerden, ellos no son una moda de temporada otoño - invierno. Son un miembro más de la familia.

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